Bitcoin y la Acumulación de Energia

Bitcoinismo: entre el entusiasmo, la pedagogía y una narrativa sin matices

Una opinión personal sobre los capítulos 4 y 5 del libro de Adrián Bernabéu

Hay libros que, más allá de su estilo o enfoque, tienen la virtud de empujar al lector a pensar. Bitcoinismo, de Adrián Bernabéu, es uno de ellos. No porque lo comparta todo lo que plantea, sino porque pone sobre la mesa una serie de cuestiones necesarias: ¿qué es realmente el dinero? ¿quién lo controla? ¿cómo proteger nuestra energía económica en un mundo cada vez más inestable?

Los capítulos 4 ("Las formas de energía dineraria") y 5 ("Guerra de Riqueza") profundizan en estas ideas con fuerza narrativa y convicción. Y reconozco que, aunque me ha resultado estimulante leerlos, no he podido evitar una cierta resistencia a disfrutar plenamente del libro. ¿Por qué? Porque su enfoque, por momentos, resulta demasiado binario, demasiado militante, demasiado cerrado a una sola verdad.


Bitcoin como acumulador de energía... ¿pero de qué tipo?

Uno de los mensajes clave del capítulo 4 es que el dinero es, en el fondo, una forma de energía almacenada. El esfuerzo humano, el tiempo invertido, la capacidad productiva... todo eso se condensa en un valor que debería poder conservarse y trasladarse a través del tiempo.

La tesis de Bernabéu es que Bitcoin representa la forma más eficiente, justa y segura de almacenar esa energía. Pero aquí aparece una pregunta esencial que el libro apenas insinúa, y que para mí resulta fundamental:

¿Dónde reside realmente el valor de esa energía en Bitcoin?

En un sistema respaldado por el patrón oro, esa energía tenía un correlato físico. En el dinero fiduciario, por muy imperfecto que sea, hay una base institucional, jurídica, productiva que sostiene el sistema. Pero en Bitcoin, si no se hace el esfuerzo de explicar su “contra valor”, su “colateral” o su “anclaje”, el discurso puede acabar pareciendo más una creencia que una estructura económica.

Entiendo el entusiasmo por una tecnología que rompe con siglos de concentración de poder monetario. Pero si el objetivo es ayudar a más personas a entender y confiar en el sistema Bitcoin, el discurso necesita más rigor, más profundidad explicativa, y menos épica unilateral.


Blockchain: la gran ausente… o la gran minimizada

Otro aspecto que me genera cierta incomodidad es cómo se presenta el papel de la tecnología en el fenómeno Bitcoin. En muchos pasajes, da la impresión de que Bitcoin existe por sí solo, como una idea platónica perfecta, cuando en realidad su existencia, crecimiento y seguridad dependen absolutamente de una infraestructura tecnológica: la blockchain.

Reducir el papel de la blockchain a algo casi accesorio, como hacen algunos maximalistas, me parece una omisión grave. Es como celebrar la velocidad de un coche sin hablar del motor, o disfrutar de una travesía sin valorar que existen carreteras.

Lo diré con claridad: la revolución de Bitcoin no sería posible sin la revolución de la blockchain. Y si bien Bitcoin ha sido su gran catalizador, hay muchas otras aplicaciones de la tecnología blockchain que están transformando silenciosamente otros sectores sin necesidad de adoctrinar a nadie.

En este sentido, recomiendo encarecidamente el libro La revolución blockchain, de Don y Alex Tapscott. Su enfoque es más técnico, más matizado, menos militante. Explica sin idolatrar. Y eso, en mi opinión, es algo que se echa en falta en Bitcoinismo.


¿Es un mal libro? No. ¿Es un libro suficiente? Tampoco.

No quiero ser injusto. El libro de Adrián Bernabéu cumple un papel importante: abrir la puerta de un mundo complejo a quienes se acercan por primera vez. Tiene momentos pedagógicos brillantes, y su crítica a los abusos del sistema monetario tradicional está bien documentada. En muchos aspectos, es una lectura recomendable.

Pero —y aquí mi matiz más profundo—, el discurso es excesivamente parcial. Se presenta a Bitcoin como la única salida válida, la única herramienta de resistencia, el único modelo digno. Y eso no solo es discutible desde el análisis económico, sino también empobrecedor desde lo intelectual.

Para muchos de nosotros, que estamos en proceso de comprender, analizar y quizás adoptar nuevas formas de participación financiera, el exceso de ideología puede ser un ruido innecesario.


"La fe ciega puede ser útil para iniciar un movimiento. Pero el pensamiento crítico es lo que lo hará sostenible."


En conclusión

Agradezco que Bitcoinismo exista. Ha hecho que me cuestione muchas cosas. Ha reforzado otras que ya intuía. Pero también me ha obligado a poner filtros, a distinguir entre convicción argumentada y entusiasmo dogmático. Y eso, en los tiempos que corren, ya es mucho.

Porque en un mundo donde se venden verdades absolutas en cada esquina, un poco de duda también es riqueza.

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