Rehaciendo mi camino fuera del ERP

Cuando el pasado se convierte en una etiqueta

Salir del mundo de la consultoría ERP está siendo un proceso muy incómodo. Durante años, mi carrera estuvo profundamente ligada a los ERPs, especialmente al sistema aleman de las 3 letras, y mi desempeño en este ámbito me proporcionó estabilidad y reconocimiento. Sin embargo, casi siempre anhelé involucrarme en la estrategia y en proyectos de gran impacto, más allá de la tecnología involucrada. No siempre tuve suerte. Me encontré con múltiples barreras, muchas de ellas derivadas de una paradoja evidente: hay cada vez menos profesionales cualificados en ambito ERP, pero al mismo tiempo, la demanda sigue siendo inmensa, algo que me impide salir de este ambito tan especializado. En ocasiones, sentí que mi pasado profesional se convertía en una especie de condena al no ser capaz de desempeñarme en otros ambitos, igual que alguien que intenta rehacer su vida tras un error, pero es constantemente juzgado por su historial delictivo (Antecedentes Penales = Consultor ERP).

Esta sensación me recordó una etapa clave en mi vida. A finales de los años 90, cuando finalizaba mi Licenciatura en CC Económicas, momentos en los que ademas viví pérdidas personales que aún resuenan en mis días. En busca de orientación, recurrí a mi profesor de Macroeconomía, con quien compartía una gran admiración por la disciplina. Sin embargo, su perspectiva resultó decepcionante. Vestía y pensaba como si el tiempo se hubiera detenido, y sus opiniones, lejos de ofrecer inspiración, me hicieron cuestionar aún más mi futuro. En su mirada no había respeto, solo desconfianza. No creía en mis capacidades, dudaba de mis resultados y, sin saberlo, despertó en mí una determinación aún mayor.

Sabía que debía olvidar esa experiencia y buscar mi propio camino. En silencio, investigué los libros que mi profesor leía, los estudié con fervor y comprendí la estructura de sus exámenes hasta dominarlos. No era trampa, era supervivencia. No me lamenté demasiado por sus desprecios; sabia de sobra que era unos de los mejores estudiantes en la materia pese a que ese señor no estuviera dispuesto a reflejarlo en las calificaciones; ya tenía suficiente con mis propias luchas personales. En lugar de eso, me enfoqué en mi pasión por el software y su capacidad de transformar el mundo financiero y económico.

Esta experiencia las recordé al encontrarme con varias ideas expuestas en el libro Diario de un CEO de Steven Bartlett.

  • En el capítulo 4 (Tú no eliges lo que crees), Bartlett describe cómo nuestras creencias son impuestas por nuestro entorno, pero podemos reconfigurarlas a nuestro favor. Yo decidí no aceptar la etiqueta que otros querían ponerme y crear mis propias oportunidades.

  • En el capítulo 5 (Apuesta por lo raro), el autor invita a abrazar lo diferente, a no tener miedo de ir contra la corriente. Mi historia es un reflejo de ello: cuando nadie entendía mi visión, simplemente seguí adelante.

  • Finalmente, en el capítulo 26 (Tus habilidades no tienen ningún valor, pero tu contexto, en cambio, sí), Bartlett plantea una verdad fundamental: no basta con tener talento, lo que realmente importa es el entorno en el que lo aplicamos.

Mi contexto no siempre fue favorable como el de cualquiera, pero aprendí a adaptarlo a mi favor. Ahora, al replantearme mi carrera y mi enfoque profesional, me doy cuenta de que la clave no está en lo que hemos hecho en el pasado, sino en cómo utilizamos esa experiencia para construir el futuro.

Como dijo Viktor Frankl: "Cuando no podemos cambiar una situación, tenemos el desafío de cambiarnos a nosotros mismos." Y en eso estoy, rehaciendo mi camino, sin etiquetas y con la convicción de que siempre hay un nuevo horizonte por explorar.



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