Carta de un directivo a su empleado
El instante presente: una carta que algunos deberían recibir
A veces me pregunto cómo debería actuar un líder frente a un colaborador que ha entregado tanto que, al final, termina roto. ¿Qué palabras serían las correctas para alguien que, después de haber dado magníficos resultados, paga el precio más alto: su salud?
No siempre tenemos líderes capaces de ver más allá de los números. Pero me gusta imaginar que sí, que existe un presidente, un director de área o un responsable que se atreve a escribirle a uno de sus mejores empleados no desde el poder, sino desde la gratitud y la humanidad. Y que en esa carta le comparta una verdad que solemos obviar: la libertad se juega en el presente.
Querido X,
Quiero escribirte estas líneas no como tu presidente, sino como alguien que también ha vivido el peso de proyectos imposibles. Sé que diste todo lo que estaba en tus manos, incluso más de lo que era justo pedirte. Sé que los resultados fueron brillantes, aunque el coste para ti fue demasiado alto. Por eso quiero compartir contigo algunas reflexiones que quizás puedan ayudarte en tu recuperación.
“La libertad solo se vive en el presente.”
El pasado ya no se puede cambiar, y el futuro aún no existe. A menudo creemos que somos libres cuando planeamos o corregimos, pero la única parcela que realmente nos pertenece es el ahora. Ahí es donde puedes volver a empezar, incluso después de la herida más profunda.
“El verbo solo se conjuga en presente.”
Puedes decir “hubiera hecho” o “haré mañana”, pero esas palabras no cambian nada. Lo que transforma la vida es lo que haces hoy, en este instante. Si lo piensas, las victorias que has dado a esta compañía no fueron promesas ni recuerdos, fueron actos concretos que tomaste en momentos específicos. Eso sigue siendo tu mayor fortaleza.
“Solo se puede sufrir un instante.”
Sé que las decepciones pesan. Sé que algunas heridas no se cierran con facilidad. Pero lo que duele de verdad no es el instante, sino la suma de todos los instantes juntos: lo que pasó y lo que temes que pase. Cuando aprendas a reducir el dolor al momento que tienes delante, descubrirás que siempre es más soportable de lo que parece.
“La paz también está en el presente.”
La serenidad no llega cuando todo está resuelto, sino cuando decides habitar plenamente este instante, aunque sea imperfecto. Esa es la verdadera justicia que puedes darte a ti mismo: no dejar que las decepciones del pasado ni el miedo al futuro te roben la dignidad de tu presente.
Quiero que sepas que esta empresa te debe mucho. Pero más allá de eso, quiero que tú mismo te reconozcas lo que vales. No permitas que el sacrificio se convierta en condena. Convierte tu rebeldía en fuerza para construir de nuevo, con la certeza de que tu libertad empieza en este mismo minuto.
Con gratitud y respeto,
Tu presidente.
Reflexión final
Quizás no siempre encontremos líderes capaces de escribir cartas así. Y sin embargo, alguno debiera recibirla alguna vez su vida: palabras que nos recuerden que “nuestra libertad no depende del pasado ni del futuro, sino de cómo decidimos vivir este instante.”
Saco como conclusión que habitar el presente no es conformismo, es rebeldía. Es elegir no dejar que la decepción, el sacrificio o el miedo nos roben lo único que realmente poseemos: el ahora.
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